El grupo madrileño osa menos en la La Deriva que en su trabajo anterior, Mapas, pero consigue lo que se espera de ellos: letras preciosas, melodías bien trabajadas y "vetustianas" y estribillos que la voz del cantante convierte automáticamente en himnos, que son bellos y enganchan por su belleza.
No tardé nada en comprarme el CD en Itunes. Es cierto, pese a ser una gran defensora de la libre descarga creo que estos chicos se merecen cada euro que pagas por sus canciones. El tiempo ha pasado y no pierden lo esencial de su trabajo: crear y cantar lo que les da la gana, que por casualidad, es lo que nos gusta a un número cada vez mayor de seguidores. Seguidores que ya esperemos ilusionados por la gira del nuevo trabajo y por repetir, quizás, las cinco noches mágicas de lleno en la Riviera.
De momento me quedo con tres canciones que me han pillado de primeras: Fuego, Cuartees de Invierno y Tour de Francia.
Fuego, siempre alrededor.
Fuego, alguien olvidó que el fuego,
que el fuego...
lo guardo yo.