Y las palabras que no son mías son precisamente las más exactas : no se desiste, no se intenta y nos deseamos sinceramente, mucho calor y amor.
26 abril 2012
Amor y calor
Ante tantos finales posibles de historias que no son de nadie porque sólo conocen la noche, el más cercano es precisamente el que menos queremos : que todo acabe como empezó y nadie escuche las palabras dichas entre silencios. Si nunca ha existido (porque existir conlleva que guste y que duela). no se tiene que cerrar la puerta y sin existir, el mensaje no llega y las despedidas son tan llevaderas como desear los buenos días.
Y las palabras que no son mías son precisamente las más exactas : no se desiste, no se intenta y nos deseamos sinceramente, mucho calor y amor.
Y las palabras que no son mías son precisamente las más exactas : no se desiste, no se intenta y nos deseamos sinceramente, mucho calor y amor.
22 abril 2012
Demasiadas horas
Azul, líneas en el mar, que profundo
y sin domar acaricia una verdad.
Eh, tú, no lo pienses más,
o te largas de una vez o no vuelves nunca hacia atrás
y sin domar acaricia una verdad.
Eh, tú, no lo pienses más,
o te largas de una vez o no vuelves nunca hacia atrás
(Se dejaba llevar por tí - Annie B, Sidonie)
Inspiración. Transpiración. Palabras que no llegan a frase y sentimientos perdidos entre un corazón y una cabeza que se buscan sin encontrarse. Resulta complicado volver a ser una misma cuando nos hemos convertido en una mezcla de deseo y realidad y vivimos una primavera que no se decide si quiere flores o cielo azul.
Y después de tanto mirar buscando la respuesta, resulta que lo más difícil es reconocer que no se puede seguir por el camino conocido. Pesan pies, manos y todo lo que no se puede llevar porque ya lo tiene otra persona. Y al no poder cargar con ello, se sale huyendo dejando todo hacia atrás como si la vida fuera más vida en la tierra lejana del nunca y jamás. Como si no se llevara dentro el silencio gris de la horas con color y las ganas de gritar.
Pasan días con demasiadas horas como si las horas fueran dos - las de dentro y las de fuera - y la añoranza y la certeza de que las ganas no son ya las mismas, multiplicaran por dos la necesidad de que todo se acabe rápido. Y entre los dedos pasan el afecto y los meses, como arena de la playa que se nos escapa, como la vida, mientras jugamos sin saber qué hacer con ella. Y ya no seremos los mismos, pero hemos estado allí. Sólo hemos sabido el momento exacto de marcharnos a casa.
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