20 marzo 2006

Vivir es mejor que soñar

Una vez, hace mucho tiempo, mi hermana escribió un texto para el colegio que se llamaba Vivir es mejor que soñar. Me acuerdo que sacó un notable y que fué todo una hazaña porque el profesor que le corrigió resultaba ser uno de los mayores experto de Brasil.

No me acuerdo bien de lo que decía pero si que empezaba por una supuesta leyenda celta que decía que el hombre sólo era feliz mientras soñaba.Y la leyenda me pareció una chorrada...¿como es que sólo se puede ser feliz mientras se sueña? Que hacemos con nuestros días y con nuestra existencia en general si los únicos momentos de felicidad son los que uno está metido en algo que no existe?

Porque así es el mundo de los sueños. Todo es perfecto. Allí mides 90-60-90 y el maquillaje no sale con el água aunque estés bajo una tormenta tropical. Allí dices las palabras correctas al chico que te gusta en el momento exacto con el contenido ideal (y el te besa a continuación, pero tu pintalabios sigue intacto). Todo vá tan bien y te produce tanto placer que ese mundo debe permanecer aislado para seguir existiendo.

Pero no se puede dormir para siempre y un día te despertarás o te preguntarás si debes hacerlo. Y puede que hayas pasado demasiado tiempo soñando con algo que nunca dejará el mundo de las fantasias. Porque no nos engañemos: los sueños sólo existen porque por más absurdo que sean, hay una probabilidad (aunque sea en un millón) de que se conviertan en realidad.

Por eso los niños, en su gran sabiduría, siempre sueñan con irse a la Luna, tener un dinosaurio, ser conductor de camión, ser cantante, super heroe. Para ellos, no existe el limite entre sueño y realidad.Desconocen las normas sociales, el estar comodo, la pereza de los cambios, la ley de la gravedad, la distancia, el miedo. Los sueños están al alcance de cualquiera que se proponga a soñarlos.


Yo soñaba volar, ser super heroe japonesa, jugadora de futbol y salir desnuda en una escuela de samba - (ese ultimo me lo ha recordado la madre de un amigo que no me olvida por tal declaración de intenciones a tan temprana edad).

Y a veces pienso que yo y los adultos en general, soñamos poco, a veces pienso que como la película, "la vida es sueño" y que nos pasamos demasiado tiempo en las nubes, tanto que no prestamos la debida atención a la realidad que nos cerca.

Pero hoy ha sido día de despertarse. De dejar de soñar con algo imposible de la misma manera que dejé de querer volar cuando me enteré de lo la fuerza de la gravedad. No merece la pena soñar sólo para evadir el dolor. No se puede realizar el sueño? No pasa nada, mira la realidad con los ojos de quien no ya no cree y puede que la realidad gane otro color.

No me acuerdo si el texto de mi hermana concluía que vivir es mejor que soñar pero yo sí lo creo. Llegaré a los 80 años contanto historias a mis nietos o a mis amigos en un café. Pero serán historias que habré vivido...los sueños, quien los cuenta?

Si todos sabemos que casi siempre se nos olvidan...por bonitos que sean, por cruel que parezca, algunas horas después de despertarse.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo peor de los sueños es que están habitados por fantasmas. Hay quien dice que los fantasmas no existen, yo digo que sí, en los sueños, y estos son los peores, los más terroríficos. Son los fantasmas de lo que querrias tener y no puedes, los fantasmas de las eternas esperas, de lo que no existe y te empeñas en amar. Los fantasmas de las personas que no son, de los abrazos que no llegan nunca, las caricias que nunca se dan, las miradas que no miran. Los fantasmas de los sueños se apoderan de uno, de toda la consciencia, de toda la realidad. Te secuestran y solo te devuleven a la a la realidad pagando un carisimo rescate, el dolor de la inmensa decepción.
La Morsa secuestrada.

Anónimo dijo...

Puede que vivir sea mejor que soñar... Mas sem sonho, viver pode tornar-se monótono, cinzento... O sonho pode (e deve!) ser a côr que pinta de tons berrantes a vida de 'cualquiera'. O sonho empurra os nossos limites até ao infinito, faz-nos lutar pelo (in)alcançável... Perseguindo um sonho movemos cenários orográficos, lutamos contra super-heróis, voamos mais alto e mais rápido que qualquer outro ser, até sambamos nus pela avenida (alguns, diria). E se um dia o teu sonho te fizer chorar? Que mal tem isso? As lágrimas não são mais que pedaços de ilusões perdidas ou desfeitas. Como no 'ciclo da água', cedo estas gotinhas se voltarão a encontrar, noutra disposição, compondo outra forma mas o mesmo elemento - o sonho. E tu voltarás a absorvê-lo. E o ciclo repete-se. Não feches as portas ao desejo, não deixes secar a fonte da ambição, não cortes as asas ao sorriso... não apagues o sonho do teu 'vivir'.
Viver é sonhar. Sonhar é viver.