De eso está hecha la vida. De pequeñas cosas. De finalmente vivir sola y llegar a casa donde me espera mi gatito. De disfrutar de la ausencia, del silencio, del sencillo hecho de encontrar todo como he dejado al salir por la mañana. Y abrir mi nevera y encontrarme bebida preferida y sonreír solo porque es bonito que finalmente haya conseguido. Soy feliz cada minuto que me encuentro allí. No es la casa de mis sueños pero es la mía. La misma que necesita un montón de cosas más pero que no me importa esperar hasta que las cuentas cuadren para comprarlas. La misma donde me parece un momento poético el de hacer la colada sin cola y con mis detergente preferido. Sin que nadie diga que le gusta el jabón de marsella – yo odio el jabón de marsella.
Es un ejercicio muy placentero el de dormir la siesta en el futón mientras Bebe ronronea a mi lado. Hasta la falta de internet me gusta porque me pongo a leer y hasta he vuelto a ver algo e la tele y ni todo me parece tan malo. Me gusta también el baño porque allí caben todas mis cremas, mi radio de por la mañana y la cajita de arena encaja perfectamente. Y soy feliz cuando veo eso. Soy feliz cuando veo la toalla bonita que me regaló mi madre y la alfombra colorida en forma de flor que convierte todo en un lugar bastante alegre. Soy tan feliz que el ambientador que puse ha solucionado el problema del baño o es que todas las pequeñas bonitas cosas no me dejan ver, ni oler los pequeños problemas.
Y así me va. La vida no es perfecta pero hace falta poco para estar feliz. A veces me da pena que ciertas cosas no hayan salido como yo quería, a veces yo echo de menos, a veces el chico que te gusta se olvida de ti. A veces alguna amiga me pregunta hasta cuando disfrutaré tanto de la soledad. Yo no lo sé. Pero sé que quiero sonreír cada minuto que pueda por mi casa. Por cada recuerdo bonito que tenga, por cada día que no sea malo, por cada sueño que se consiga realizar, por cada cena que me prepare a mi misma y por cada plato que deje en el fregadero porque no me apetezca fregar.
06 febrero 2007
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1 comentario:
Mi casa es mas pequeña de lo que me gustaría, mi baño está más sucio de lo que debiera, hay más platos de los que caben en mi pila, nunca consigo ese rato libre para ir al gimnasio y por supuesto me pagan menos de lo que debería ganar...
Pero en mi casa tengo mi espacio, en mi baño el perfume que me gusta, siempre queda un plato limpio y con mi vida hago lo que quiero.
al final ser feliz es muchas veces cuestión de querer serlo.
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