18 julio 2007

Día triste





Hoy es un día triste. He amanecido con la noticia del accidente aéreo en São Paulo. Suena todo un poco a una película conocida: el aeropuerto de Congonhas, la compañía TAM, muchos muertos. Hace 10 años, en el que era hasta hace poco el peor accidente del género en Brasil, yo estaba allí. Yo estaba con un amigo que llamaba desesperado a su familia porque vivía por la zona donde se había estrellado el avión, yo pasé con el autobús en frente al hospital donde ponían en fila los cuerpos en la calle para su reconocimiento, yo hablé con los periodistas que fueron los primeros a llegar al local del siniestro y que contaban después en estado de shock todo lo que habían visto.
Pasado 10 años ya no estoy allí pero también lo siento. Como si allí siguiera. Una cosa cierta sobre la sociedad donde vivimos es que las tragedias se colectivizan en cuestión de horas y muchos sentimos por las víctimas como si también fueran nuestras y escribimos y especulamos sobre lo que ha pasado aunque las palabras, poco precisas y afortunadas, siempre sobren. Las mías aquí, para no ir muy lejos.

Para los que no creemos en la eternidad sólo nos queda desear que las víctimas hayan tenido una vida con muchos más días felices que tristes, que hayan realizado algún que otro sueño y hayan amado de verdad en algún momento.

Lo dicho: hoy es un día triste.

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