Ya lo dijo George Constanza: cuando ellas me gustan, yo no les gusto, cuando yo les gusto, ellas no me gustan. Gran parte de los problemas de la humanidad se podría resumir así. No hay nada más atractivo que el rechazo, esa clase de rechazo hecha a medida, como un quiero pero no puedo, puedo pero no quiero y además despacito y travestido de buen rollo, como quien no quiere la cosa. “Este tío no me quiere, y eso es algo que impone respeto” – lo dijo Elaine Benes, mi alter ego y personaje también de Seinfeld – y eso es la más pura verdad.
¿Porqué parece ser más atractiva una persona que pasa de ti? ¿O porqué parece ser que sólo pasan de ti los que realmente te gustan? Somos todos masoquistas?
Está claro que esa una generalización. Si realmente así fuera, no habría parejas en ese mundo y aquí las tenemos. La cosa está en que lo que realmente es difícil es que los afectos coincidan. Y punto.
Yo tenía claro que mi comportamiento generaría cierta confusión por tener hoy por hoy mucho de pragmático. Si todo está dicho, a disfrutar y por favor, que nadie venga a pedirme explicaciones más tarde. Pero, anda que la vida no es perra, y el ser menos probable de querer explicaciones es precisamente el que días después dice las quiere, que quiere más y que bonito es el amor.
Una aprende con la vida y lejos de liarme con explicaciones sin sentido, me centré en el rollo – eso es lo que hay, podemos ser amigos. La amistad siempre llega como un premio de consolación que consuela poco, pero la oferta es sincera. Lo que sí me queda claro es que a ciertas edades la diversión por diversión es un objetivo bastante complicado de alcanzar si estás al norte del Ecuador.
Pero ojo que queda poco para volver a zonas tropicales!!!!!!!!
27 noviembre 2007
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