No sé si es culpa de las endorfinas pero ando de un feliz que tiene muy poca explicación y una energía que no sé que hacer con ella. He estado pensando que puede que sea resultado de tanto sudor. Hace ya un mes que como tenía el polideportivo cerrado me he apuntado a un gimnasio que está cerca de mi casa y que tiene piscina y acuerdo con la “firma”. Aparte de seguir nadando – después de todo lo que hizo Michael Phelps en Pekín creo sinceramente que lo hago yo en la piscina debería cambiar de nombre - he retomado mi proyecto de correr, un tema que siempre se me ha resistido. Voy por la cuarta semana y está comprobado que es algo muy bueno para ponerte en forma pero me parece que lo mío es una cuestión mas de genética pura y dura y soy capaz de patinar 20 km, pero de correrlos, ni de coña. Pero yo insisto y allí estoy semana tras semana añadiendo minutos a mi rutina cuyo objetivo final son 45 minutos sin parar. No sé si es muy listo escribirlo aquí cuando tengo grandes dudas sí algún día seré capaz de alcanzar a mi meta, pero a lo mejor la presión de hacer el ridículo públicamente me ayudará a aguantar más minutos seguidos.
Es gracioso como cuando te encuentras así “super bien” la gente lo nota y busca una explicación. Siempre te dicen cosas de lo más óbvio como un “nuevo amor” cuando yo he estado pensando que puede ser muy bien culpa de la sauna que ahora frecuento casi a diario (me EN-CAN-TA) salgo de ahí que voy saltando de nube a nube, relajadísima y con los poros dilatados y limpios. ¿Qué más se puede pedir en esa vida después de un día de trabajo?
Vale, yo también podría tener una lista enorme pero la cosa está en que me he dado cuenta de que sencillamente he dejado de hacer listas. Puede que sea todo lo que ha pasado ese año con mi hermana pero el “mañana” me agobia lo más mínimo (ni siquiera cuando lo de mañana resulta ser la factura de la Amex con tantos billetitos de avión y muchos dígitos). Es como si hubiera divido la vida en días, cada día puede ser bueno, malo, regular, etc, pero sólo son días y hay que vivirlos uno de cada vez. Y a veces para que sean felices, sólo tienes que saber dar la importancia exacta a todo lo que te pasa (sé que no es fácil pero pasa de vez en cuando) y no agobiarse con malos rollos del pasado ni promesas de felicidad futuras. Porque a veces todo lo que necesitas para andar por la calle con una sonrisa enorme son unos minutos de sauna, una ducha fría, una buena canción en el mp3 y saber que la gente a la que quieres ha estado un día más a tu lado.
Y uno no sabe como suena la felicidad hasta que escucha la canción abajo. Me gusta tanto y desde que oí la primera vez en 1994 me pareció la banda sonora perfecta para los momentos de alegría desenfrenada.
Discover R.E.M.!
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