Sí. Porque entre tantas sensaciones perdidas resulta que la única certeza es que esta mañana nada más despertar volví en el tiempo. En el tiempo aquel donde las canciones decían más que las mil palabras en correos que acortaban la sensación de lejanía. Y cuando jamás habíamos estado tan lejos, nosotros que nunca habíamos llegado a estar cerca, llegan las explicaciones y razones que nunca pedí por no pensar que mereciera la pena hablar de algo que no fuera el viento.
La escucho y me callo. No importa lo que dice - acostumbrada que estoy a no entender todo lo que hace latir la sangre en nuestras venas, me da igual realmente qué me quería decir. Es muy bonito y muy tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario