05 julio 2006

Danke, Klinsi

(imagen publicada en el Stuttgarter Zeitung)

Alemania pierde en casa, Italia se vá a la final. Ese Mundial no podía tener un final más triste y la verdad que más esperada. No hubo buen futbol, ni un gran crack y muy pocos buenos partidos. Los alemanes lloran como lo hicieron los brasileños en 1950 después que el capitán Obdulio levantara el trofeo. ¿Se habrán paseado Grosso y Del Piero por las calles de Dortumund como lo hizo el uruguayo en su día? ¿Se habrán ido a tomar unas cervezas con los vencidos y se habrán lamentado por un instante haber marcado sus goles y haber hecho llorar a esa gente tan buena, como lo hizo Obdulio en su noche de gloria?

Claro que no. En el futbol y en la vida hay muy poco espacio para la poesía. Una final con Italia es la victoria del antijuego, la victoria de los que no la buscan sino que no hacen más que evitar la derrota. La vida imita el arte y el futbol imita la vida.

Es mucho más fácil vivir y jugar en la defensa.

Danke, Klinsi

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eu disse que a Alemanha não ganhava!!! Aprende comigo!!!

Itália: estratégia, táctica, inteligência, cinismo e muita muita classe.

Ontem nem jogaram à defesa