Y Brasil vuelve a casa. Sin amor, sin gloria, sin "jogo bonito". Después de un Mundial donde no hizo más que desfilar sus penas por los céspedes alemanes, los canarinhos fueron debidamente eliminados por una Francia, que sin jugar demasiado fue capaz de acabar con el sueño del hexacampeonato.
Y menos mal. Prefería que hubiera sido Portugal que eliminara a Brasil. Pero ganar así no tiene gracía. Si llegan a ser campeones jugando como han jugado la gente se olvidaría del futbol bochornoso presentado y justificaría el juego rácano para más que llegar a la victoria, evitar la derrota.
03 julio 2006
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