14 marzo 2007

I´m a loser coño!

Pues sí! Ayer la verdad salió a la luz: no me iré a Paris en Abril sino que a Orleáns.
Orleans!!!!!! ¿Dónde coño está eso? Perdonad la ignorancia. Y más importante, ¿porqué?

Es que no es que no me vaya a Paris sino que me iré para que acerquen en coche hasta esa ciudad perdida en algún rincón de Francia. ¿Ó Padre, porqué me abandonaste?

Me encantan los pueblos y no es que esté tan lejos de Paris, pero es que el panorama no promete demasiado ya que quienes me acercarán a Orleáns son mi jefe (al cual no conozco y entiendo muy poco por el acento francés) y un tipo bratislavo cuya foto en la intranet no inspira demasiadas fantasías. De que se supone que hablas tu durante el interminable trayecto de dos horas con gente a que a penas conoces y entiendes?

Para empeorar el tema, Francia (y sus ciudadanos) son de los países que me inspiran muy poca curiosidad (soy consciente de que esa frase suena bastante mal, pero es cierta). No sólo no me resultan atractivos sino que sé muy poco de allí. Que le contaré? Que Teresa Raquín y Germinal de Émile Zola, dos clásicos de las letras francesas, los leí porque me los pasó una profesora pero me parecieron horribles? Que de "En busca del tiempo perdido", de otro de sus genios, Marcel Proust, soy incapaz de salir de la primera frase “Durante mucho tiempo me he acostado temprano” ?

Si es que soy incapaz de pronunciar debidamente el nombre de la candidata socialista Segolene Royal (y me parece que tampoco se escribe así). El único tema de conversación donde me sentiría más segura sería, obviamente el fútbol pero tampoco creo que sea buena idea contarle lo mucho que insulté su querida Republica en el 98 cuando ganó a Brasil en el Mundial. Además me preocupa que se de cuenta ya de entrada, que en lugar de una simpática Project manager ha contratado a una hooligan del Corinthians.

Para mejorar la cosa, este hombre ha buscado un bonito hotel en un pueblo del pueblo (donde se encuentra nuestra empresa) con lo que mis posibilidades de escaparme se reducen a cero. Nada de la juerga y la lujuria que había planeado con mis amigas en Paris. La tendré que dejar para más adelante cuando me envíen a la ciudad de las luces, a Viena, a Munich o la Luna – si es que se aclararán algún día.

Y lo voy dejando porque prefiero no comentar que hasta el chino me parece más bonito que el idioma francés – sé que para muchos es una blasfemia pero también es cierto. Así que nada, mejor será que deje de escribir chorradas en este blog y me ponga a leer el le Monde – traducido, amigos, por supuesto.

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