05 marzo 2007

Silencios agradables y eternos


Cuando la chica se miró el espejo le sorpreendió que fueran las 20h y que tuviera que irse a la fiesta. No se le notaba lo triste que estaba, obra del maquillaje y de sus ganas de olvidarlo todo. Quedó con su amigo un poco antes para que hablaran de la vida y para que él la consolara una vez más y le dijera que estaba muy guapa y que lo tenía que hacer era ligarse un tio bueno de la fiesta.


Pero ella veía a los chicos buenos y no tenía ganas. Cuando se acercaban, los chicos, ella miraba hacía al suelo y sonreía para no parecer antipática pero esta noche no le apetecía empezar nada. Pensaba para sí misma lo complicado que era todo. Lo difícil que era oír de alguién que no se imaginaba una relación a largo plazo con ella. Cosas de la vida pero esa frase le hizo callarse para siempre. Hizo con que ella no fuera capaz de decirle al chico que lo que quería era que se vieran para estar juntos y no hablar demasiado sino que pasarselo bien y ver si les apetecía seguir viendose. La chica no quería que hablaran tanto porque sabía que se les daba muy mal hablar. La chica quería que lo intentaran pero el chico empezó diciendo que no se imaginaba nada con ella. Y con el amor no se insiste, pensaba.Y entonces ella ya no pudo comer y no le dijo que podría ir hasta la Luna si hiciera falta, sino tuviera que insistir con él, si él realmente sentiera algo.


La noche lo pasó bien y volvió a casa pensando que todo era muy triste pero que no se podía hacer mucho más. Tenía esta cosa de resignación pero ha sonreído cuando pudo ver el eclipse de la Luna. Pensó que a lo mejor él tenía razón y todo era demasiado complicado pero también se acordó de lo a gusto que se sentía cuando estaban juntos. Esa sensación bonita de verle y hablarle como si se hubieran visto el día anterior. La sonrisa, la cosa natural, los ojos brillantes y el silencio. Si, el silencio. El silencio en el metro mientras ella le enseñaba nuevas canciones. Y ella pensó que eso sí era especial y que menuda putada perderlo. Ya no habrían eses silencios agradables. La chica ahora ya no llora y lo acepta bien. A lo mejor él tiene razón, el amor no es suficiente. La chica que quería verle otra vez entiende que no es que el amor no sea suficiente, sino que el del chico no lo era.


Y era una pena. Pero la vida sigue, la fila anda y ella al fin y al cabo, algun día se olvidará de todo.

No hay comentarios: