Busqué sin éxito una foto de ella pero no la encontré.Era blanca con manchas color crema muy clarito y tenía muchos lunares en la tripa y en su piel. Era dulce y fuerte. Y celosa. Muy celosa. Cuando salía a nuestro jardín se ponía de lo más histerica hasta que te pasabas a saludarla. Entonces era cuando te comía a besos, bueno, a lametazos y saltaba como una loca. Estuvo ahí con nosotros durante 14 años y es la última de nuestras perritas de infancia que llegó a nuestra casa gracias a nuestra obsesión, en su caso, la de mi hermana, en salvar todos los animales del mundo.
Hoy se ha muerto Chiui-Li.Alguno dirá que era sólo una perrita más pero no. Es parte de mi historia y mientras escribo estas líneas me vienen recuerdos y llanto. Y vuelvo a ser una niña por un instante y me permito lamentar su pérdida. Es ley de vida, todos dirán, pero hay cosas que ni los niños, ni los adultos somos capaces de compreender en su plenitud sin que nuestros ojos se llenen de lágrimas.
¡Hasta siempre Chiuí-Li!
17 marzo 2008
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