21 marzo 2008

Recuerdo y olvido

Madrid despertó vacía y fría esta mañana pero con un cielo azul dispuesto a acabar con cualquier pena. La que tenía yo al dirigirme al trabajo incluida. Respiré profundamente cuando salí de casa y fui por la calle escuchando el silencio casi aterrador. Madrid no para y me resultó raro verla callada y tan sola. Llevaba dentro de mí una mezcla rara entre sueño y realidad provocada por los sueños de anoche. Pensaba que ya no volvería a pasar y mientras veía como mi sombra se reflejaba en el suelo lleno de hojas me preguntaba con cierta vergüenza si es que había celebrado la victoria antes de la hora. Si todo no había sido un espejismo, feliz, diría yo, y todavía me quedaba mucho camino por recorrer.
Un rato después y el mundo se abre delante de mis ojos. La certeza de que de alguna manera siempre se acuerdan de ti, sea por un segundo tan sólo, sea fisgoneando tu perfil del Facebook en secreto, sean por las horas que uno se habrá pasado imaginándose como dejar un bombón en la mesa – todo conforta y hace que entre más sol por la ventanas. Es poco, pero también es mucho que haga poca diferencia. Algún día dejará de ser tema de post. Y todo se resume a un eterno recuerdo y olvido : el respirar, la felicidad clandestina, la tristeza escondida en la fresa con chocolate, el vestido nuevo y verde, la risa por un e-mail que no entiendes bien – la vida nueva que llega con cada primavera.

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