Toda vida es un sueño.
Nadie sabe lo que hace, nadie sabe lo que quiere, nadie sabe lo que sabe.
Dormimos la vida, eternos niños del Destino
(Fernando Pessoa)
El día de ayer podría perfectamente entrar para el libro de los records como el más largo de la historia. Bueno, de la de mi vida por lo menos. Que digan lo que quieran pero dudo que haya tenido sólo 24 horas. A lo mejor es que cuando no duermes ves el mundo en camera lenta y esa fue mi sensación todo el rato. Vagué sin rumbo esperando que las horas pasaran, de plaza en plaza, en alguna tienda, viendo mi nueva temporada de Seinfeld y observando como el día cambiaba de soleado a gris en cuestión de segundos para que luego volviera el sol y la ciudad estuviera más bonita.
Cansada como estaba e incapaz de dormir, que tortura… Llegué a Viena con tal aspecto y pelos, que el conductor que llevaba la plaquita con mi nombre en las manos seguramente dudó – lo pude ver en su cara – que yo era realmente la “ejecutiva” que tenía que llevarse en su Mercedes hasta Bratislava.
No dormí tampoco en el coche pero ya me encontraba bastante mejor y pude disfrutar de los sesenta verdes kilómetros que separan Viena de Bratislava. Sobre las 21h30 ya estaba duchada y en la cama y sintiéndome una criatura algo más cercana al ser humano pese toda la intensidad del día y la falta de sueño. Sin embargo mi estado de letargo era bastante superior a lo que yo imaginaba ya que sólo hoy me di cuenta hoy que se me olvidó por completo el cumpleaños de mi sobrino – cosa bastante absurda si se tiene en cuenta que un 70% de mis passwords tienen que ver con ese día.
Me quedé dormida rápidamente y el día de hoy empezó con una ciudad con sol, un paseo largo por las orillas del Danubio, un rato en la piscina climatizada, un baño en el jacuzzi del hotel y claro, una llamada a mi hermana que aunque sin conocer pormenor alguno de todo lo que me llevó a olvidar tan importante fecha, supo ser bastante comprehensiva.
Tengo una semana llena por delante y una cama de hotel espectacular para descansar por las noches. Intentaré hacer de esa semana un laboratorio que me ayude a entender como podría ser una vida aquí. Miro por la ventana y veo montañas pequeñas y verdes. Veo los grados que marca el termómetro y veo la gente que camina despacio y sin prisas. Miro por la ventana, me gusta y me siento bien. El aire es fresco y la vida, a veces es larga. Hace viento y sopla fuerte sin saber que dirección tomar. No importa, pienso yo, nadie lo sabe.
Lo que cuenta...es disfrutar en el intento.
1 comentario:
¿Que tendrá el tiempo que es tan subjetivo?
Lo bueno es que tengas esa capacidad de disfrutarlo, por muy cansada que te encuentres.
Sigue así.
Saludos.
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