10 mayo 2008
“No nos tenemos entregados a nosotros mismos pues sería el comienzo de una larga vida y nosotros la tememos”
(Clarice Lispector)
No deja de ser curiosa la manera como transcurren los días. La manera como después de una semana tan llena de cosas que hacer, siento la necesidad de estar tranquila, sentarme en el ordenador para escribir, hacer nada y tan sólo mirar por la ventana. Como es importante mirar hacia nosotros mismos y de vez en cuando utilizar el tiempo para el silencio y para tratar de entendernos un poquito.
Tengo tantas cosas dentro de mí ahora mismo – cursos, gente, idiomas, viajes. A veces tengo miedo de perderme del todo y ya no saber quien yo soy o lo que quiero. No sé interpretar parte de las cosas que me pasan y las miro como si fueran ajenas, como si las mirara desde fuera y solo fuera capaz de intuir lo que pasa: no tengo certeza de nada.
Curiosa la semana: no sé decir que fue lo que pasó. Encanto, protocolo, cercanía y calculada distancia. Siento pero no lo entiendo. Ni sé siquiera si lo siento de verdad. Ya no sé decirlo. A veces se tienen más pistas entre silencio y silencio que en horas de conversaciones vacías. Se dijo mucho porque se dijo poco. Y creo que voy a tener que reconocer que he tenido algo de miedo. No dije nada y una vez esperé por la respuesta. Creo que a estas edades creemos poco en las cosas mágicas y especiales. Yo dejé de creer en ellas y puede que por ello no sea capaz de concluir nada. Los días amanecen, duermen y se acaban, pero algo llevamos dentro de nosotros – aunque que sea sólo algo de duda.
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1 comentario:
A veces es bueno desconectar para encontrarse a uno mismo ¿no crees?
Estamos llegando a un punto en que vivimos pero no sentimos, como si fueramos unas simples máquinas.
No caigas en ese error ¿Eh?
Saludos de otra madrileña.
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