26 mayo 2008

Un chico muy majo




Quería haber escrito algo sobre la despedida de Gustavo Kuerten ayer en Roland Garros...algo sobre su sonrisa, sus lágrimas, su gran talento con la raqueta....pero esta mañana leyendo El Pais me di cuenta que la crónica más bonita ya estaba hecha y abajo la tenéis.

Te echaré de menos Guga!


El adiós de Guga

El brasileño Gustavo Kuerten ha puesto el punto y final a su carrera en la pista central de Roland Garros, la misma que le encumbró como uno de los mejores tenistas del mundo, arropado por un público que le considera como uno de los suyos y a quien regaló gotas de su genio. No pudo con el francés Paul-Henri Mathieu, cinco años más joven que él, que tuvo bastante con apoyarse en su físico para vencer en tres sets, 6-3, 6-4, 6-2. Lo de menos era el resultado, porque Guga, invitado por los organizadores, pudo pone un broche de oro a su carrera en la Philippe Chatrier, reencontrar al público que le adora y decir adiós desde el altar de su gloria.
"Estoy contento de haber ganado aquí tres veces, pero el amor de todos vosotros es más importante que todo eso", ha afirmado en un epílogo a un partido, a una carrera y a una historia de amor. No importaba tampoco que la prensa francesa amaneciera con críticas al brasileño, al que reprochaban haber ocupado el puesto de un joven en el reparto de invitaciones para engrandecer su ego. El público le perdonó todo eso y tiró de su memoria, del recuerdo de un hombre que enamoró en la pista y se metió en el bolsillo a la afición que admiraba boquiabierta su genio.
El ganador de 1997, 2000 y 2001 se divirtió, y su sonrisa, amplia y cristalina, regresó al lugar en el que fue más grande. El público estaba dividido entre el mito y la patria, entre la gloria de Guga, el hombre que conquistó sus corazones, y un compatriota, Mathieu, al que ambicionan ver pelear por el torneo 25 años después de que Yannick Noah les diera su última alegría. Más allá de nacionalismos, cada golpe de genio del brasileño arrancó una ovación de la grada tan cerrada como la admiración que guardan por Guga.
Lástima que le falló el ritmo, porque conserva todo su tenis, golpes de genio que emocionaron y refrescaron la memoria de un público que no ha olvidado a uno de sus ídolos más recientes. Acabó el partido con fiesta, con la ola en la grada, con Kuerten haciendo gestos al público, bromeado con Mathieu y mostrando que la grandeza no está sólo en la victoria, sino en el corazón.

El País - 26/05/08

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