03 agosto 2006

Before Sunset





A mí me gusta el cine. Me dice una amiga que soy una psedo-pija-guay a quien le gustan tan sólo las películas rusas subtituladas en iraní. Pura intriga de la oposición, a mí me gusta de casí de todo y soy capaz de ver cualquier película: la diferencia es que hay pelis a las cuales me niego ver en el cine, ¿pero para que tenemos el DVD?


Así que este texto llega tarde pero tenía que llegar. Antes del atardecer (Before Sunset) es una de mis películas preferidas y la volví a ver anoche. Los fans de Antes del Amanecer (1995) esperamos nueve años para saber que les había pasado a Celine y a Jesse después de aquella noche en Viena y ha merecido la pena : la continuación consigue ser todavía mejor que el primero y bastante independiente de él (no hace falta ver el 1 para entender el 2).


¿Porqué me gusta?

Me gusta porque es una historia de amor que pasa de ser inocente a adulta. Porque es mágica y realista a la vez. Porque no habla de amor eterno y sí de este momento en el que encuentras a alguién y sabes que hay algo especial pero que también es sólo una sugerencia, una casualidad que puede que nunca llegue a ser real.

Es un romance del siglo XXI donde ya no hay espacio para Wherters, Anna Kareninnas o Romeos: la conexión mágica y especial resiste al tiempo y a las ausencias, ¿pero resistiría el amor a la vida cotidiana? Uno se casa, tiene hijos, se muda várias veces de país y de pareja: y siempre queda la duda, ¿no es siniestra la idea de que sólo existe una persona para ti?


Jesse y Celine tienen poco tiempo para descobrirlo: unas pocas horas antes de un vuelo que les volverá a separar. Conversan durante 80 minutos, donde más que enamorados están contentos y asustados al darse cuenta de nada ha cambiado entre ellos. Se cuentan los 9 años que han pasado y hablan de sus sueños y de sus vidas con esta amargura treitañera, resignada ante el futuro que ha llegado y no es exactamente lo que se esperaban.


Además hay el diálogo del coche con el cual me identifico plenamente y tengo que confesar que me siento como Céline: sólo que grito menos.


No acabo de decidir si es una película optimista o pesimista. Como dice Jesse al principio: creer o no en el final feliz sólo depende sí eres un romantico o un cínico, pero yo todavía no tengo claro lo que soy. Pesimista o no, es tierna, bella y encantadora, como el amor mismo, como un fin de tarde y la posta del sol en Paris.

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