No decía palabras,
Acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
Porque ignoraba que el deseo es una pregunta
Cuya respuesta no existe.
Si no tiene respuesta, no seré yo la que intente buscarla. Si a Cernuda le costaba entender la realidad y el deseo, no seré yo la que intente explicar lo que no tiene explicación, o si la tiene, es demasiado simple y complicada a la vez. Las cosas no tienen sentido, ni juicio. Tienen si, su tiempo, su momento de despertar y volver a dormir para siempre. El momento de esperar que la espera acabe. Lo dicho: el deseo es una pregunta cuya respuesta nadie sabe - estará ahí, se habrá ido demasiado lejos?
Tiene si, las horas, lentas y graciosas, contadas.
En esta vida que es todo un correr detrás de aquello que se nos escapa.
20 febrero 2007
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