13 enero 2007

Devolva-me

Todo eso. Ni más, ni menos. Preciso y precioso. Finalmente.

10 enero 2007

Volviendo a casa

Has vuelto y tienes sueño y Madrid no es más que un montón de gente metida en la niebla. No se ve nada, hace frío y la oscuridad da un aire más triste a todo. Pero tú vas en tu silencio vestido de sonrisa Profident y pantalones que te quedan bien o eso dicen. Y están todas estas cartas que has escrito hoy con la duda entre los dedos, entre los años. Pero tanta canción no puede acabar siendo banda sonora de un final gris y siempre está bien decir que la tarde ha sido bella y aunque no se repita tiene que seguir siendo la tarde aquella que te haga creer que a veces hay cosas que no se pueden explicar. Y miras con cierto aire de incredulidad que ya no haya nada dentro. Y buscas. Y resulta que las palabras ya no lloran, que no te animas a contar las estrellas y hasta tu memoria se queda así por la mitad, en tu mesa queda una flor no llegará a primavera.
Hace falta un final,
Porque un día hizo falta un comienzo.
Cierras el ordenador y te despides
Al final todos volvéis a casa.

08 enero 2007

La chica de blanco en la playa de la Kontxa

Yo quiero vivir bien. Lo dijo ella mientras miraba la mañana gris de San Sebastián. Y por vivir bien, dijo con cierto tono de descubierta, se entiende que quería reirse mucho y ser capaz de decir que la playa es hermosa pese la lluvia que amenaza caer. Y también quiere vivir bien con su presente y guardar lo bonito del pasado porque el futuro a saber que pasará. Lo dijo y se dió cuenta que sonreía porque había un perro corriendo detrás de un palo que lo tiraba su dueño. Pensó que todos a veces hacemos de perro y vamos por la vida recogiendo palos que nadie quiere con el tal de entretenerse mutuamente. Dijo para si misma, así en silencio para que no la oyera nadie, que ella no quería ser perro, ni gato. Quería ser como el mar esta mañana fría: grande e inmenso y satisfecho por ser mar pese a estar tan solo en este día de invierno. Eso es lo que quería ella. Y se acercó unos de sus amigos y le preguntó en que pensaba y ella contestó que pensaba en el perro. Y en el mar. Y en su gatito que se había quedado en casa esperandola. Ya está bien de esperar, pensó. Yo no quiero esperar por algo que no vendrá nunca. Y se dió cuenta que todos lo pensammientos llevaban a un sólo lugar. Y que ese lugar, ya no era tan triste. Ya no le hacía sentir pena, ni rabia, ni nada. Y le daba hasta igual tanto mareo. Por primera vez en meses sentía que algo había cambiado y pensó que tenía razón cuando dijo que todos a veces hacemos de perro, todos a veces hacemos de gato y a veces tu enfermedad es la misma que te cura. Y de repente era feliz. A veces también hacemos de mar, pensó. Aunque pareciera raro, aunque cueste un poquito y ella no sea más que la chica de blanco en la playa de la Kontxa.