04 septiembre 2008

Ayer y hoy

“vano es todo
que no sea placer
placer repartido
entre compañeros

vanas…
todas las cosas que se van”
(Paulo Leminski)

Foto by yomequedroenmadrid.blogspot.com





El pasado vuelve de vez en cuando como por sorpresa, como una suave canción que tenías olvidada y sonríes al preguntarte porqué pasaste tanto tiempo sin oírla. Dos semanas, tres, cuatro personas de hace mucho tiempo me hacen recordar que hace 10 años dejé Madrid por primera vez.
Una despedida larga, dolida e indeseada. No quería irme, no quería quedarme y una casualidad de la vida me hizo creer que esa ciudad tenía algo de especial cuando yo todavía pensaba que los afectos eran obran del destino y encontrármelo paseándose por una acera era una señal mística.
Hoy, mucho más feliz cuando la felicidad es lo que veo y no lo que supongo, me acuerdo de las palabras que escribí en mi diario aquella tarde de septiembre:
Dejo Madrid como quién deja un gran amor. Corro por Barajas porque llego tarde después de esas horas en el parque intentando rescatar el tiempo que ya no tenía (…) Quiero llegar a casa y tengo miedo a morirme en medio del camino y no volver a sentir el aire húmedo de São Paulo o las montañas verdes de Lorena. (…)Nada será como antes, nadie seremos como antes y siempre tendremos a Madrid para que nos recuerde todo lo que un día hemos soñado vivir.
Y entre sueños antiguos y felicidades de ahora hay un mundo de recuerdo, gente, libros, besos y canciones. Se puede decir que mucho ha cambiado, que parte de los sueños y aspiraciones jamás llegarán a ser, pero ¡cuanta cosas espectaculares habremos acumulado durante estos años! Cuantas cosas ni siquiera nos imaginábamos capaces de vivir, de hacer, de superarlas y aquí estamos : v
iviendo día a día, entre alegrías y lágrimas. Entre recuerdos y la luz que entra por la ventana. Entre días más o menos azules, entre el cielo y el infierno, pero como Sabina, de momento, nos bajamos en Atocha, nos quedamos en Madrid.


02 septiembre 2008

¡Sorpresa!

Tiempos de sorpresas, de reencontrar gente perdida hace mucho tiempo. Yo misma por ejemplo. Voy reencontrándome a cada momento, renovada, dispuesta, la chica de antes, con algo de miedo pero llena de ganas.

Alrededor hay el mar que me cerca pero ahora yo sé nadar.

Es un placer estar de vuelta después de tanto tiempo en tierra de nadie.

31 agosto 2008

Un día después del otro




No sé si es culpa de las endorfinas pero ando de un feliz que tiene muy poca explicación y una energía que no sé que hacer con ella. He estado pensando que puede que sea resultado de tanto sudor. Hace ya un mes que como tenía el polideportivo cerrado me he apuntado a un gimnasio que está cerca de mi casa y que tiene piscina y acuerdo con la “firma”. Aparte de seguir nadando – después de todo lo que hizo Michael Phelps en Pekín creo sinceramente que lo hago yo en la piscina debería cambiar de nombre - he retomado mi proyecto de correr, un tema que siempre se me ha resistido. Voy por la cuarta semana y está comprobado que es algo muy bueno para ponerte en forma pero me parece que lo mío es una cuestión mas de genética pura y dura y soy capaz de patinar 20 km, pero de correrlos, ni de coña. Pero yo insisto y allí estoy semana tras semana añadiendo minutos a mi rutina cuyo objetivo final son 45 minutos sin parar. No sé si es muy listo escribirlo aquí cuando tengo grandes dudas sí algún día seré capaz de alcanzar a mi meta, pero a lo mejor la presión de hacer el ridículo públicamente me ayudará a aguantar más minutos seguidos.
Es gracioso como cuando te encuentras así “super bien” la gente lo nota y busca una explicación. Siempre te dicen cosas de lo más óbvio como un “nuevo amor” cuando yo he estado pensando que puede ser muy bien culpa de la sauna que ahora frecuento casi a diario (me EN-CAN-TA) salgo de ahí que voy saltando de nube a nube, relajadísima y con los poros dilatados y limpios. ¿Qué más se puede pedir en esa vida después de un día de trabajo?
Vale, yo también podría tener una lista enorme pero la cosa está en que me he dado cuenta de que sencillamente he dejado de hacer listas. Puede que sea todo lo que ha pasado ese año con mi hermana pero el “mañana” me agobia lo más mínimo (ni siquiera cuando lo de mañana resulta ser la factura de la Amex con tantos billetitos de avión y muchos dígitos). Es como si hubiera divido la vida en días, cada día puede ser bueno, malo, regular, etc, pero sólo son días y hay que vivirlos uno de cada vez. Y a veces para que sean felices, sólo tienes que saber dar la importancia exacta a todo lo que te pasa (sé que no es fácil pero pasa de vez en cuando) y no agobiarse con malos rollos del pasado ni promesas de felicidad futuras. Porque a veces todo lo que necesitas para andar por la calle con una sonrisa enorme son unos minutos de sauna, una ducha fría, una buena canción en el mp3 y saber que la gente a la que quieres ha estado un día más a tu lado.

Y uno no sabe como suena la felicidad hasta que escucha la canción abajo. Me gusta tanto y desde que oí la primera vez en 1994 me pareció la banda sonora perfecta para los momentos de alegría desenfrenada.


Discover R.E.M.!