05 junio 2008


Es como estar dormida. La gente nos acostumbramos a una vida tranquila, a temperaturas suaves, a sentimientos que podemos controlar. Huimos como locos de la felicidad desenfrenada como si fuera un camino sin vuelta, como si nos arriesgáramos a una pérdida irrecuperable. Preferimos incluso el dolor antes que una alegría que no podamos conservar hasta la eternidad. El enamorarse puede transportarnos a la felicidad con la que soñamos pero que en muchos casos no estamos dispuestos a convertir el sueño en realidad porque sabemos que no durará para siempre, porque tememos una fuerza que sea superior que nuestra propia conciencia.
Echo menos esa fuerza superior, echo de menos algo en que pensar antes de dormir, las mariposas en el estomago, las canciones que eran una poética y constante banda sonora en mi vida. Observé paciente la muerte lenta del amor que sentía – silenciosa, natural y suavizada por el perezoso paso del tiempo. Somos capaces de aceptar el final del amor pero nos cuesta sobremanera soportar el dolor que provoca el final definitivo de lo que hemos idealizado. Son los sueños que nos permiten evitar la pérdida irrecuperable de nosotros mismos que supone la felicidad. Cuando somos inmensamente felices ya no somos adultos solitarios, ya no somos señores de nuestro presente sino que vemos como parte de él depende de algo que no tenemos entre nuestras manos – y esa es una idea aterradora para mucha gente. Lo es para mí, pero echo de menos, al amor, al sueño. A todo aquello que me hacía escribir posts más bonitos, a ver la vida más llena de color, a oír más pájaros cantando junto a la ventana y a sonreír en los momentos menos probables.

04 junio 2008


Esa sequedad mía

esa falta de sentimiento

no tiene a nadie que asegure

viene de adentro



Viene de la zona oscura

donde viene lo que siento

siento mucho

sentir

es muy lento

02 junio 2008

Can't love, can't hurt

But I tried, I tried, goodbye

Se acerca el verano y con el calor y el sol, llegan trabajos de nuevas bandas. Gracias a las maravillas de las descargas más o menos legales me ha llegado el nuevo CD de Augustana, Can't love, can't hurt. Una vez más el cuarteto americano nos lleva por un paseo poético entre las tinieblas de los amores fallidos y no resueltos. El paseo es agradable, lleno de melodía y la dosis exacta de melancolía que sólo la voz de Dan Layus es capaz de convertir en hits. Se podría decir que la banda viene decidida a hacer con que la gente se olvide de una vez de Boston, su single más conocido, ya que el todo el CD viene apiñado de canciones con potencial suficiente para sustituir en el corazón de los fans, la canción de los chicos cansados de la vida que querían echarse un amante, volar a España y empezar desde cero.
Entre ellas sin duda figuran Either Way, I'll Break Your Heart Someday, Where love went wrong, I Still ain't over you y el guapísimo primer single de trabajo, Sweet and Low.

En tiempos de Chikilicuatre y miles de canciones basura, es toda una maravilla oír el trabajo de Augustana y observar la lluvia por la ventana. Te sientes viva, tierna y con esa satisfacción tonta por saber que ciertas cosas no sólo te pasan a ti. Que ciertas dudas y melancolia son parte de las canciones de todo el mundo y de la vida misma.

¡Disfrutad!