07 diciembre 2007

Precious


We always try to share
The tenderest of care
Now look what we have put You through...

Things get damaged
Things get broken
I thought we'd manage
But words left unspoken
Left us so brittle
There was so little left to give




Llega una edad en la que tienes que asumir que la relación que tienes con tus padres es la que es. Puede que mejore o empeore pero llega un cierto punto en la vida en que todos sabemos que es lo que se cuece y no queda otra que intentar vivir con lo que te encuentras.

Es algo duro de asumir y de convivir con ello. Pero hay que hacerlo. Llega un momento que como por milagro, de la noche a la mañana, pasas a ver a tus padres como personas que son y nada más. La cosa es que una vez que pasa eso, puede que no te guste lo que ves, puede que te des cuenta que así como muchos niños se equivocaran al ver sus padres como súper héroes o buenas personas, tu también lo hiciste.

La ignorancia es una bendición y debo confesar que me encantaría ignorar lo que tantos años de ausencia, abandono, falta interés y de consideración significan. A veces me preguntó porqué pasa eso. Porque no pueden quererme y preocuparse como lo hacen tantos padres en ese mundo, pero no encuentro respuesta. Ya he pensado en que puede que yo tampoco sea una hija espectacular pero hay miles de hijos que no lo son y tienen a sus padres a su lado para todos los momentos.

Además yo soy una buena hija. No. La culpa no es mía.

El amor está o no está. Uno se preocupa, pregunta y participa si le nace, no porque lo tengamos que pedir nosotros, no porque el papel paternal o maternal los obligue.

Llega una edad en que ya no tiene sentido buscar porqués y lo único que puedes hacer es convivir de la mejor manera posible con la sensación de desamparo y de soledad. Lo mejor que puedes hacer es recordar con cariño como tus abuelas te mimaron y te amaron mucho de pequeña y como todavía hoy, tienes a una tía que aunque muy enferma, siempre preferirá preguntar por ti que hablar de ella misma y a una abuelita que cuenta los minutos para que te vuelta a coger en brazos y abrazarte en un intento consciente de compensar los abrazos que otros no están dispuestos a darte.

05 diciembre 2007

Mejor ser alegre que ser triste

Hoy me apetecía escribir algo super bonito pero no me sale.

Yo que siempre que he pensado que la vida y la poesía son mucho más transpiración que inspiración.

Hoy no transpiro y nada me inspira. Tengo sueño y veo niebla y cielo azul por la ventana. Me puse unos pantalones negros y una diadema en la cabeza que ha esperado casi diez años para estrenarse.

Intentos e intentos en el aire.

Anoche , patinando, me hice un aguila con final en freno de taco. No sabéis lo que es, pero es complicado según expertos.

Lo dicho, que hoy no me va a salir nada que merezca la pena.

Es lo que tiene la felicidad: es mejor ser alegre que ser triste pero de la tristeza sacamos mucho más provecho poético.

03 diciembre 2007

Dolor


Podría haberme enterado ayer pero no lo quise. Sabía que las posibilidades de que la cosa acabara mal eran grandes pero yo tenía esperanza. Siempre tienes si llevas esa camisa blanca y negra manchada de éxitos, corrupción y derrotas calamitosas. Yo creía que se podría solucionar en el último minuto como tantos otros momentos en los que dejamos lo mejor para los que creían en un milagro.Pero anoche no hubo milagro, anoche no hubo último minuto que nos salvase del abismo. Años de corrupción y desmadre tienen su precio y nos tocará a cada uno de de sus 24 millones de fieles hinchas , un año largo y agonico para pagarlo .



Nos vamos a la segunda división.


Mi corazón hoy es blanco, es negro, es triste pero todavía corintiano.









02 diciembre 2007

Diciembre





Ya es Navidad en Madrid. Ya lo es desde el 30 de octubre cuando me dieron en la calle un folleto con las ofertas para la cena de Nochebuena. Ya lo es desde hace tiempo pero fue ayer, cuando vi el puesto de churros y gofres cerca de mi casa, que me di cuenta de que ya estamos a finales del año.
La gente va abrigada y el sol brilla. Me gusta Madrid en invierno. Me está costando acostumbrarme a las bajas temperaturas principalmente por mi insistencia en patinar y no abrigarme mucho. Parece que ese año hace más frío que otros. Parece que este año el invierno molesta más. No lo sé. La gente empieza a hablar de regalos y de preparativos para Nochebuena y yo voy a lo mío. Callo porque estas fechas no significan nada para mí. Hace años que las ignoro olímpicamente y me gustaría saber cuando fue que las Navidades dejaran de ser las fechas tan entrañables que son para mucha gente, para pasar a ser un día como cualquier otro. Cuando fue que dejó de hacerme ilusión ver las tiendas de Lorena abiertas hasta las 20h (o eran 22h?) y las luces por la ciudad y el calor de diciembre y las frutas de la Cena de Nochebuena. No me acuerdo. Estas cosas pasan desapercibidas, así como no nos damos cuenta de otras miles de ilusiones que dejamos de tener a lo largo de la vida.
Si todavía me queda algo de ilusión se puede decir que es Nochevieja. Me sigue encantando aunque las seguidas nocheviejas madrileñas han minado un poco la sensación de renovación que me llega con el año nuevo. Este año será diferente, será como antes, habrá fuegos de artificios, ropa blanca, mi abuela, mi tía y el mar Atlántico tan azul y caliente como mi infancia. Habrá siete olas para saltar – y las que hagan falta, flores que tirar a la Diosa del Mar, churros con dulce de leche y té fría con limón en la playa. Que afortunados somos si tenemos todavía a estas edades algo que realmente nos haga soñar como niños.