05 julio 2008

Todo saldrá bien.

Escribo desde hospital mientras Ana duerme tranquila. Se me encoje el corazón verla dormida y tan frágil pero al mismo tiempo cuando estoy con ella, soy confiante de que todo saldrá bien aunque cueste un poco. Cuando voy a casa y veo a los niños sin su madre, a Dan que con dos años llama Mamá por toda la casa y a Guy, con sólo dos meses y tan pequeñito, me entran ganas de llorar y como siempre, lloro todo el rato.

De hecho mi hermana ya hace chistes con mis lágrimas: dice que lloro cuando llego al hospital, lloro cuando me voy, y mi cuñado añade que lloro por el camino.

Hoy no tengo que trabajar y tampoco ayudar con los niños que están con los abuelos. Así que me quedo aqui, pegada a ella. Cada minuto cuenta y como entre semana no podré venir verla, aqui me quedo. Aunque sea solo para velar su sueño.

Todo saldrá bien.

01 julio 2008

Me las apañaré

Noticias mejores y algo de respiro. Un verdadero placer oírla hablar con cierta fuerza otra vez y reírse de mi chiste sobre la venta de riñones. Por un rato me encuentro algo más tranquila, llena de esperanza. Un rato después me doy cuenta de que hay mucho por delante y me entra el pánico de que algo malo vuelva a pasar. Me quedan pocas horas para irme y verla. Me pregunto que haré al verla ahí en la cama llena de tubos. Me gustaría poder hacer algo, me gustaría despertarme y darme cuenta de que eso no está pasando y que sólo me voy de vacaciones. Pero no es así. A estas horas muy poco importa aparte de la vida misma. De su vida. Cada minuto es una victoria, una consquita. Y muchos minutos juntos son una vida entera.

Minutos y vida que espero que lo pasemos juntas.

A ver como coño te daré un achuchón fuerte con tanta tubería.

Será complicado pero que no te quede duda que me las apañaré, hermanita.

Me las apañaré.

29 junio 2008

Como en el sofá



El día es un mar de lágrimas. Espero entre ellas que llegue el momento de coger el avión rumbo a Tel Aviv donde mi hermana aguanta como puede. Se encuentra mal, muy mal y no hago más que preguntarme que pasará.

A estas horas ser atea es una tortura, una sensación de completa soledad. Sé que rezar no funciona, sólo la espera y la esperanza.


Estoy cerca de tí pese la distancia Carrapicho mío.
Estoy contigo como el día este en el sofá.
A tu lado
Y mirando hacia delante