28 noviembre 2008

If you find yourself caught in love...

Llevaba una semana tan rara y gris como el cielo indeciso de Madrid estos días. Y he estado pensando en lo rara que puedo ser a veces. Y en las cosas raras que pueden hacer que no me guste uno o que me guste el otro. Pensé en relaciones totalmente olvidables y en otras que me hicieron inmensamente feliz o jodidamente confundida. Gracioso como a veces es el futuro que te hace percibir el pasado de una manera más objetiva porque está claro que el presente de ciertos afectos a veces nos nubla complemente la vista.
Y entre nube y nube sale el sol aunque falte algo de tiempo parar disfrutar de la luz y del calor de manera serena. Entonces espero. Y casi mejor, me muevo un poco además de esperar. Me sonó por casualidad la canción abajo y me entró la risa tonta. Pensé que era una canción preciosa y saltándome la parte del “hombre de arriba”, ideal para los días que vendrán.

24 noviembre 2008

Imposible

A veces sí es imposible decir las palabras correctas y encontrar la calma necesaria para no decir siempre que no. Y ahí está el tiempo encargándose de acabar con las dudas de antes y abriendo ventanas para que se vea lo que antes estaba escondido en alguna parte alrededor de mí misma. Y no me puedo quejar de opciones sino que alegrarme por la maravilla de poder elegir no hacer nada. Es una canción larga como algunas esperas que tenemos en la vida, pero también llena de melodía y poesía como esa mañana gris y fría donde las hojas y las gentes volamos sin rumbo al dulce sabor del viento.

23 noviembre 2008

En línea recta




Yo quería tener tiempo para sentarme tranquilamente y escribir pero los últimos días no paré un solo minuto. Me siento como si estuviera ausente de mi misma y presente en todas las partes mientras hago miles de cosas a la vez. Me siento corriendo detrás de un tren que no sé bien hacia donde va pero ahí voy yo metida y parece que sé lo que estoy haciendo. Llevo dentro una cierta sensación de satisfacción del deber bien hecho aunque no sepa bien qué clase de deberes estaré haciendo bien.
A lo mejor el de vivir y el de dejar de preocuparme. A lo mejor el de evitar movidas y dolores, el de esconderme. Todo se me escapa, se me escurre entre los dedos mientras yo hago pose de que lo controlo y la gente mira admirada. Tanta gente buscándome, llamándome. La sensación esa de que se me necesita me agobia y me confunde, y a veces yo no sé bien en cual esquina debo doblar y sigo en línea recta.
Y es imposible saber si es la dirección exacta, si el camino podría ser más fácil, si las flores podrían tener otro color pero a lo mejor de eso se trata.
Y también de disfrutar en el intento…