Porque eres una niña...

No te tiene que impresionar. En absoluto. Porque tu eres una niña con una flor y saliste llorando de la estación. Lo dijo Vinicius. No tiene que hacer calor por estos días ni tanto frío porque eres una niña del tercer mundo y el frío te da igual porque es Enero y es tu mes, llenos de días tuyos y algo de sombra.

Y no te tiene que hacer llorar ni sentirte así tan rara porque es época de fiesta y no se puede echar de menos, ni caminar siempre por la izquierda, ni negarse de manera tan tozuda a decir que no puede ser. Porque eres una niña de Lorena donde todo es muy verde y lejano. Y quedará siempre en tu memoria aquel terreno con tus árboles de mango que nunca entendiste porque los han cortado. Y ser una chica de pueblo, de tu pueblo, hace con que el mundo sea grande y que de vez en cuando te pierdas en el intento o te des con una piedra en medio del camino. Como dijo Drummond, y lo dices tu misma cada mañana al abrir tus ventanas para que tu gatito tome el sol.

Y es tarde ahora, tienes que ir por unas entradas y volarás dentro de poco hacía al norte. Y porque eres una niña de 30 años ya no debes poner rosa ni la trencita del lado izquierdo de la cabeza. Y porque te dijeron el otro día que te quedaba muy bien y te reíste porque estabas haciendo trampa y todo era para esconder unas canas. Pero eras una niña que iba de negro y según el amigo, ibas muy mona y siempre hay chicos que te invitan a dar una vuelta. Pero tu eres una princesa con mucho miedo a los sapos y por eso te va mal. Y además querías que fuera tu príncipe el que te invitara a pasear pero el tiene otros reinos que cuidar y no te tiene que dar pena si va a ser otro tipo el que te regale rosas.

Porque eres una niña mayorcita y viste el partido desde aquel aeropuerto y después del café te volviste a tu casa. Y porque eres tu misma te despides así, con un texto que huele a plagio y que te perdone Vinicius pero tu también eres una niña y incluso tu vida suena más bonita cuando contada en poesía.