27 marzo 2007

El amor y la chica cobarde

Decía Alvaro de Campos, mi poeta preferido de Pessoa, que todas las cartas de amor son ridículas, sino no serían cartas de amor. ¡Cuanta razón tenía ese hombre!, pienso yo cada vez que me pongo a leer posts antiguos en ese blog. La verdad es que aquí he escrito de todo y soy consciente de que debería avergonzarme pero resulta que es demasiado tarde. O no. Podría sencillamente borrarlo todo pero bueno, si era lo que sentía en determinado que se le va hacer?

Lo que sí me he dado cuenta es que parece muy valiente escribir tus sentimientos - por muy hortera que sea tu prosa - en un blog en Internet - pero sólo a la primera vista.

Es bastante más fácil y cómodo decir lo que se siente en un foro donde puede que la gente no lo vea o, directamente que tu no sabes si realmente lo ve. Un foro donde las personas pueden perfectamente hacer con que no lo han visto y no decirte directamente a la cara que lo escribiste les parece lo peor.

Bueno, mi hermana es el único ser sincero para hacer tal cosa.

Total. Que estos días he oído declaraciones bastante amables frente a frente. Vale. No eran exactamente de amor pero iban bastante encaminadas en este sentido. Personalmente no sé si me han asustado más o si me parecían exageradas o si sencillamente me han chocado. Porque me di cuenta de lo mucho que he ahorrado palabras cuando las debí haber utilizado. Lo mucho que no dije aunque pasara horas aquí escribiendo de todo y creyendo que era algo que hacía falta valor para hacerlo.

Pero cuando vi a este chico, que me lo decía así a la cara y lo que me pedía a mí era algo tan sencillo como, ¿tu qué sientes? Me di cuenta finalmente de que soy la persona más miedica de la Tierra. Que en varias ocasiones no dije las cosas claras por miedo. Por miedo a que salieran mal pero principalmente por miedo a que salieran bien. Es más fácil asumir que no puede ser por culpa de la otra persona que decir claramente lo que quieres tú y tener que vivirlo con todo el miedo y la posibilidad de derrota que eso conlleva. Es más fácil convivir con alguien por quien se tiene los sentimientos bajo control que asumir el riesgo de querer y desear a alguien demasiado.

Y a lo mejor tendrá razón el que diga que la vida no es cuento para niños o que el amor, a ciertas edades, no es suficiente. Pero de no ser así, ¿que nos queda? Vivir siempre con miedo?

Todo es pura teoría pero dicha así, todo está muy claro. Vivir con miedo es vivir por la mitad.

No hay comentarios: