18 octubre 2007

La victoria nuestra de cada día

Yo le tomo la palabra a la más grande. Entre los textos de Clarice Lispector siempre puedes encontrar la traducción para tu momento o para el momento del mundo. Y todo es exacto, preciso y te hace sentirte mejor porque todo es grande, es bello y complicado.




Y entonces tú no quisiste nada de eso. Y dejamos entonces la posibilidad del dolor, algo que nunca se hace impunemente. Tan sólo paramos y no encontramos nada aparte de eso. Yo no digo que tenga mucho, pero todavía tengo una algo de esa búsqueda intensa y una esperanza violenta. No en esta voz tuya baja y dulce. Y yo no lloro, pero en caso de necesidad, grito…
… pero mira hacia todos a tu ardedor y verás lo que hemos estado haciendo de nosotros mismos y encima, llamándolo la victoria nuestra de cada día.
No hemos amado por encima de todas las cosas. No hemos aceptado lo que no se entiende por no pasar por tontos. Hemos amontonado cosas y seguridad por no tenernos uno al otro.
…Hemos disfrazado con falso amor nuestra indiferencia, sabiendo que nuestra indiferencia es una angustia disfrazada. Hemos disfrazado con el pequeño miedo, el miedo más grande y por eso nunca hablamos de lo que realmente importa. Hablar de lo que realmente importa es algo gafe… Hemos sonreído en público de cosas que no sonreímos cuando estamos solos. Hemos llamado debilidad nuestra dulzura. Hemos temido uno al otro, sobretodo.

Y a todo eso llamamos la victoria nuestra de cada día.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre sonrrio en presencia de otras personas